Este año ha sido demolido uno de los vastos edificios que levantó en Valencia el espíritu monástico, y que en el siglo pasado, con motivo de la ex-claustración, fueron destinados a usos civiles o militares. Su espaciosa iglesia se abrió al culto otra vez tras la exclaustración, y ahora ha adquirido ma-yor importancia. El convento estaba sirviendo hace muchos años de presidio correccional y últimamente también de cárcel.
Esta parte de aquella antigua y grandísima edificación, es la que ahora se ha derribado, para que su solar, convenientemente urbanizado, sea vendido para casas particulares. Así, el 25 y 26 de febrero se llevó a cabo el traslado del antiguo convento a la nueva cárcel de 210 presos y penados. Sólo quedaron en el edificio algunos presos que se encontraban enfermos y que salieron poco después.
El área del convento era muy extensa y contenía dos grandes claustros. La entrada estaba en la plazuela de San Agustín. Se construyó en el siglo XVIII y era de muy poco aparato. En el interior destaca su espacioso refectorio situado entre los dos claustros. La biblioteca había sido expoliada y no quedaban