El apoyo del gobierno al matrimonio civil mediante una Real Orden del conde de Romanones ha contrariado los sentimientos de los católicos. El obispo de Valencia, Victoriano Guisasola, publicó una pastoral en la que excitaba a los fieles a no prescindir en el matrimonio de la sanción religiosa. Los republicanos valencianos consideraron dicho escrito altamente ofensivo. Así, el prelado llamaba concubinato al matrimonio civil, ultrajando con este calificativo a las esposas casadas civilmente.
Caldeados los ánimos, se inició una manifestación en la plaza de San Francisco, que se dirigió al Palacio Arzobispal, pero Guisasola se encontraba de visita en Alcoy. Los periódicos republicanos han amenazado al prelado, declarando que no se permitiese su regreso a Valencia.
En Alcoy, mientras los católicos aclamaban al obispo, grupos de alborotadores vociferaban al séquito pastoral. Guisasola marchó a Jijona según la visita prevista, pero allí la suspendió y se dirigió a Madrid para conferenciar con el Nuncio de Su Santidad y con el gobierno.
Apoyo del Gobierno
El Consejo de ministros garantizó a Guisasola su regreso a Valencia. El gobernador Comenge aseguró poder defender al arzobispo de todo ataque en su vuelta a Valencia. Pero igualmente manifestó que después su situación quedaría muy comprometida. Mientras, en Valencia, la mayoría republicana lograba que el alcalde pidiese al conde de Romanones el traslado del obispo a otra diócesis, que el ministro desestimó.
En noviembre el prelado publicaba un documento lamentando la errónea interpretación de su pastoral, ya que se dirigía sólo a los creyentes, y expresaba el deseo de estar con sus fieles, justificando la lejanía para no comprometer a sus defensores.