La catástrofe del tren correo de Barcelona ha provocado 21 víctimas el 25 de noviembre. Entre los muertos se encuentran siete de la familia Baviera, residentes en Torrente. Apenas se conoció la noticia, los familiares de los valencianos que viajaban en el ferrocarril acudieron a la estación, a la central de telégrafos y a los periódicos en busca de noticias. Instantes después salió de Valencia un tren de socorros.
Puente de Riudecañas
El convoy se desplomó por el hundimiento del puente de Riudecañas, entre Hospitalet y Cambrils. El ferrocarril llevaba tres coches de primera clase con veinte pasajeros, y dos de tercera con cincuenta y tres. El último tramo del puente se hundió después de pasar la locomotora, el furgón de cabeza y un coche de primera. Cayó al río el segundo coche de primera. A su peso cedió el primero y quedaron convertidos en un montón de astillas. De los viajeros salvados, llegaron a Valencia unos veinte. Perdieron la vida los siete individuos de la respetable y acomodada familia Baviera, establecida y querida en Torrente.
Familia Baviera
En esta localidad se enlutaron las casas con colgaduras negras. Marchó a Cambrils el alcalde, una comisión de vecinos y el ingeniero Cervera, pariente de las víctimas, para traer los cuerpos. Pero los cadáveres tuvieron que ser enterrados en el cementerio de Cambrils. A este acto asistió el vecindario en masa.
El ayuntamiento de Torrente ha declarado al alcalde y al juez de Cambrils hijos adoptivos de aquella villa y se ha acordado el nombre de Baviera para la calle en que vivía esta familia. El 6 de diciembre llegaron a Valencia el mozo del tren Francisco Gallego y Juan José Senent, que fueron socorridos. Regresaron igualmente Dolores Aliaga, viuda del maquinista y Carmen Guillén, hija del conductor del convoy.