Desde el año 1887 hasta nuestros días, los tratantes han encontrado un inmejorable mercado de caballerías y ganado en el cauce del río.
Descendiendo por la rampa desde las Alameditas, los comerciantes y espectadores se reúnen todos los jueves recién levantada la mañana, y compran y venden durante horas ante la mirada pasiva de caballos, yeguas, potrillos y burros.