Vicente Ferrándiz, hijo del industrial fallecido de igual nombre, ha reabierto los talleres para surtir de espadas a los toreros más prestigiosos. Ferrándiz ha recibido las enseñanzas de su progenitor y y ha anunciado a su numerosa clientela que admite encargos. Desde Gallito hasta el último de los matadores se han apresurado a pedirle estoques. Estos son famosos por su temple e inconfundibles como los Stradivarius son entre los violonistas.
La casa de la viuda de Ferrándiz, Botellas 1 y Doctor Monserrat 26, sirve también ferretería y cuchillería, muelas de Olocau y Montealegre, catalanas, palencianas y francesas.
Construye y coloca pararayos
Trabaja igualmente herramientas para albañiles y construye y coloca pararayos, una de sus especialidades. Recordemos que una cruel enfermedad llevó, aún joven, al sepulcro al fundador de los talleres. Sus clientes no se atrevían a entregarse en manos de otros fabricantes. Su viuda, entonces dueña del negocio, recibía infinidad de cartas solicitando espadas, pero no quería en ese momento aceptar encargo alguno.
Miraba por el buen crédito de su establecimiento, que había conquistado su esposo con laboriosidad y honradez. Ahora, su hijo ha vuelto con los estoques realizados con esmero y perfección.