Los rusos, víctimas del hambre, se lanzan a las calles en febrero en apoyo del Parlamento, suspendido por el zar Nicolás II. El 25 de octubre, los guardias rojos dirigidos por León Trotski entran en Petrogrado y asaltan el Palacio de Invierno. Los obreros triunfan en la revolución e inician una nueva era. Mientras, Europa sigue en guerra.