Veinte personas han fallecido en las refriegas entre sindicalistas y fuerzas del orden en Valencia y sus pueblos. Todo el año las huelgas y los disturbios han sido continuos, en especial los levantamientos de marzo y julio. Pasadas las fallas, la inseguridad era el mejor caldo de cultivo para la revuelta popular. La Junta de Subsistencias procuraba el abaratamiento de los artículos necesarios.
Así, el 25 de marzo estallaba el conflicto en Valencia, se dejaban de publicar los periódicos y se amotinaban las gentes en las calles. En estos días han muerto siete personas y quince han resultado heridas. La autoridad permitió la creación del somatén, a imagen del de Barcelona, para defender la ciudad en las revueltas, y miles de valencianos se inscribieron.
En Puebla Larga, el 8 de agosto hubo cinco muertos, todos ellos sindicalistas. Los obreros se manifestaron para asesinar a las autoridades. Advertido el cabo, requirió auxilio y se presentó en la plaza del pueblo, siendo recibidos a tiros y pedradas. La Guardia civil disparaba los mäusers, mientras los vecinos se atrincheraban en sus casas.