El Nano del carrer d’en Llop con el decano de los comerciantes de la Bajada de San Francisco, el relojero Juan Bautista Carbonell, que lo ha adquirido. En la reforma de la plaza de Emilio Castelar, el Nano ha sufrido las consecuencias del derribo de los edificios, y en agosto fue llevado a una finca de La Cañada.