Los fríos de enero causaron fuertes daños en el campo y la suspensión de los embarques para la exportación. En mayo se produjo una espectacular subida de la libra, que se cotizó a sesenta pesetas. Más tarde, en junio se publicó un decreto que prohibía la exportación de la patata y el arroz, que causó tanto revuelo que fue revocado a los pocos días.
Por efecto de la sequía, la cosecha de arroz de septiembre estuvo muy mermada y se pagó al bajo precio de 31 pesetas los cien kilos. Ese mismo mes, la libra sufrió un crack y bajó diez enteros, y se temió por el porvenir de la exportación frutera. Además, la situación en el campo ha sido conflictiva con quema de pajares, destrucción de cosechas y tala de árboles.