El 24 de junio el Valencia perdió la segunda final de Copa consecutiva, contra el mismo rival, el Atlético de Bilbao (2-3), y en el mismo escenario, Montjuich.
Los valencianistas consideran este campo barcelonés un gafe, que les ha impedido llevarse los dos últimos títulos coperos. Si bien el pasado año la vistoria vasca no admitió paliativos, este año los valencianistas desarrollaron un mejor juego, pero la sonrisa y el marcador fueron esquivos.
Marcó su gol y reclamó al árbitro, Pedro Escartín, fuera de juego en el tanto de Iriondo. La expulsión de Álvaro y Zarra, por mutua agresión, dio lugar al segundo gol vasco. El juego fue mejor, pero no suficiente. Y van dos.