3 de junio de 1949:
Ha muerto nuestro director. Son las cinco y cuarto de la madrugada. Acaba de llegar la tristísima noticia a nuestro periódico. A este periódico que él amó por encima de todo. Ha muerto nuestro director. Todos nuestros lectores saben, como nosotros mismos, el hondísimo luto que tienen estas cuatro palabras. (...)
¡Labor impresionante la de este hombre durante más de medio siglo! LAS PROVINCIAS fue su vida, su ilusión, su delirio. (...)
No se dice adiós a tantas cosas sin que tengamos la sensación de que algo fuertemente enraizado y hondo se nos arranca de muy adentro del pecho. Con adioses como éste se entierra algo más que un hombre ilustre. Se entierra toda una época; todo un mundo. Nos queda el consuelo de su vida clara, de sus actuaciones sin un enemigo, de su hombría de bien, de su muerte ejemplar.