El hecho más significativo de la temporada taurina que se ha podido ver en Valencia ha sido la sucesión en la cúspide del toreo. La alternativa más sonada en el coso valenciano ha sido la de El Turia, que toreó el primer festejo de la semana fallera junto a Aparicio y el Litri. Precisamente la trilogía formada por Julio Aparicio, Litri y Ordóñez, los verdaderos amos de la fiesta, ha entrado en la rampa del descenso. Así en las corridas de Fallas y en la Feria Aparicio y Litri han tenido momentos de grandeza, pero también de decaimiento.
Demasiados altibajos Su trayectoria, siempre tan rectilínea y casi invariable que les colocó en la cúspide, tenía ya irregularidades y altibajos. Pero era preciso, sin embargo, que estuviesen al frente del escalafón porque no se vislumbraba quiénes pudieran sucederles y protagonizar el necesario relevo generacional. Ha sido entonces cuando les ha llegado la hora a los matadores Gregorio Sánchez, Curro Girón y Jaime Ostos, que han sido aupados por el público, deseoso de aplaudir a nuevas promesas para lanzarlas a lo más alto.