En mayo murió el encargado de la fuente luminosa inaugurada hacía poco en la plaza del Caudillo. Se le encontró tendido junto al cuadro de mandos, electrocutado.
Pero este no ha sido el único accidente laboral. Muy cerca de la plaza, en la calle de Bailén, un practicante perdió la vida al ser aprisionado por un ascensor en un inmueble, que se desprendió bruscamente cuando salía de la cabina.
Por último, en agosto volcó un autobús de la línea Valencia-Madrid en Quart de Poblet. Hubo nueve heridos, algunos de consideración.