Miguel Ramón Izquierdo, alcalde de Valencia desde septiembre, ha sido el encargado de paralizar la progresiva urbanización del paraje de la Dehesa del Saler. El nacimiento de las primeras torres de apartamentos, entre los pinos, ha sido uno de los grandes puntos de discusión a lo largo de este año. El alcalde ha querido calmar la situación al establecer unas nuevas bases de trabajo para urbanizar la zona, respetando la naturaleza.
El consistorio pretende respetar lo mejor del monte y mejorar las zonas en situación regresiva o insalubre. Por otra parte, en cuanto a los accesos, el 12 de diciembre el ministro de Obras Públicas, Gonzalo Fernández de la Mora, inauguró la autopista del Saler, retrasada algunos meses por fallos técnicos.
Además, el ministro inauguró la puesta a punto de un nuevo tramo de tránsitos, entre Giorgeta y el puente de Campanar, despoblado, con la construcción de la mayor parte del colector Sur.
Según el Ayuntamiento de Valencia, la ciudad necesita crecer en el sector turístico, y la Dehesa puede se el punto de partida. Entre las previsiones, se calcula que en la zona popular podrán residir unas cien mil personas, con 4.800 plazas de aparcamiento. Respecto a los hoteles, se contruirán 24 de tres, cuatro y cinco estrellas, con capacidad para 9.000 personas, además de 2.250 apartamentos.
Otro problema que persiste en la zona es el alto grado de contaminación de la Albufera. Ha de evitarse que afecten a sus aguas los residuos de insecticidas, así como la polución urbana e industrial. En la Albufera desembocan cientos de acequias que hay que desviar. En ese sentido, hay un proyecto de colector que reúna los desagües de todas las acequias, así como las estaciones depuradoras, y sólo falta el acuerdo entre todos los ayuntamientos con parte de lago.