En septiembre se produjo un incendio en un taller mobiliario de Alfafar. Como consecuencia de las llamas, explotaron varios bidones de material, que provocaron cuatro muertos y quince heridos.
Por otra parte, un muerto y cerca de cuarenta heridos fue el trágico resultado de la explosión de un almacén pirotécnico clandestino, instalado en un piso del número 22 de la calle Botánico de Valencia.
El accidente ocurrió a las cuatro de la tarde del 29 de mayo. El tejado de la finca, de tres pisos, se elevó varios metros, y al caer arrastró el edificio entero y destrozó las casas colindantes. Para la opinión pública el hecho sirvió de llamada: atención a las instalaciones deficientes, peligrosas y clandestinas.
Ocho automóviles, aparcados en las proximidades del lugar de los hechos, quedaron aplastados por los escombros.
La catástrofe movilizó a los bomberos y a las fuerzas de socorro en una denodada operación de salvamento. El alcalde, en persOna, dirigió las tareas de ayuda y rescate de las víctimas, complicada por la delicada situación de los inmuebles, afectados por la onda expansiva.