Las penas capitales impuestas a los miembros del FRAP y la ETA, provocaron en Valencia manifestaciones en favor de los fusilados.
De este modo, hacia finales de septiembre, un nutrido grupo de personas recorrió las calles de la Paz y de San Vicente, donde se disolvió al llegar la Policía.
Los manifestantes lanzaron algunos explosivos, tal y como sucedía en diversas protestas en toda España, tras las cinco ejecuciones reseñadas.