Como consecuencia del Mundial, Valencia fue vista a través de los televisores por más de 500 millones de personas en todo el mundo. Además, la fase final del Campeonato fue un buen negocio para las fincas colindantes al Luis Casanova, ya que se pagaron hasta 50.000 pesetas por filmar el estadio desde ellas.
En cambio a la ciudad de Valencia le ha costado 500 millones de pesetas, y se calcula que sólo se recuperarán 100 millones a través del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, por lo que ha estado lejos de ser una empresa beneficiosa.
Por otra parte, una vez España eliminada, a primeros de julio políticos y periodistas disputaron un partido de fútbol en el Luis Casanova para olvidar el pobre resultado de los españoles. Soledad Becerril, ministra de Cultura, vino a Valencia con uno de sus hijos para visitar a los jugadores de la selección, concentrados los días previos al Mundial.