Un incendió arrasó el Saler el 22 de junio, día de las elecciones generales. Ardieron medio millón de metros cuadrados, más de mil pinos y dos mil pimpolllos. El Saler tardará en recuperarse unos veinte años. Hubo que desalojar a numerosos visitantes que pasaban el día, sorprendidos por el fuego. Fue una catástrofe y a punto estuvo de terminar en tragedia, ya que el bosque mediterráneo del Saler se incendió un espléndido domingo del mes de junio.
Se estimó que fue provocado, puesto que varios frentes estaban activos al mismo tiempo. En cambio, otros técnicos atribuyeron su rápida propagación a las piñas, cuyas continuas explosiones habrían facilitado la expansión del incendio. Se criticó mucho la tardanza de los bomberos y otras fuerzas de orden, quedó en entredicho la propia gestión municipal sobre el lugar, sin una red de bocas de agua para atajar el fuego. Además, el bosque estaba muy sucio.
Un incendio destruyó en agosto la sexta planta del edificio de la Facultad de Medicina, destinada a almacén general del Hospital Clínico. Este quedó inutilizado en el cuarenta por ciento de su capacidad de internamiento.
En números, el Clínico necesita 363 millones de pesetas para recobrar la normalidad. Según el Ayuntamiento de Valencia, el siniestro se debió a una autofermentación, y ordenó el derribo de la planta incendiada. Mientras, la Facultad de Medidina permanecía clausurada y el INSALUD quería ocupar el Hospital Materno Infantil con enfermos adultos.