Respecto a las obras del metro, en mayo las excavadoras arrasaron la muralla de la calle Colón, del siglo XIV. Más tarde, en septiembre, se cayó el techo de la estación del metro de la Alameda. Por último, en noviembre, y con quince meses de retraso, se abrió a la circulación la calle de Colón, corazón comercial y de servicios de Valencia.
Entre los errores urbanísticos destaca el polidepotivo de Patraix, que el Ayuntamiento construyó dentro del patio del colegio Eliseo Vidal, invadiendo gran parte del futuro bulevar de Humanista Mariner. Por su parte, la Conselleria de Educación levantó el colegio Tomás de Villarroya fuera de alineación, ocupando 570 metros cuadrados de las calles General Barroso y 1º de Mayo. Según el PGOU de 1988, el futuro de ambos es el derribo.
El último error ha sido la valla de las cocheras de Hermanos Machado, de los Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana, que está sobre el futuro bulevar periférico.
En cuanto al polémico solar de Jesuítas, en 1993 tel Tribunal Superior de Justicia, autorizó a construir 50.000 metros cuadrados. Este año, la Generalitat cedió y autorizó la construcción de tres torres de 20 plantas de altura, argumentando que ese proyecto permitía el soleamiento correcto del Jardín Botánico.